El tiempo dentro
Instalación artística generativa para el museo Thyssen de Málaga.
Arte y tecnología.
EL TIEMPO DENTRO
Una instalación generativa para el museo Thyssen de Málaga.
“El Tiempo Dentro” es una
instalación que explora la relación entre la percepción de la luz y la medición
del tiempo como experiencia viva. La obra es una instalación generativa, convirtiendo
el transcurrir del tiempo en una pintura viva, infinita, que plantea una experiencia
sensorial y meditativa sobre el tiempo, la percepción y la luz. Compuesta por
tres elementos fundamentales, la instalación construye un espacio-tiempo donde
el presente se vuelve imagen, reflejo y materia.
Una pieza generativa programada
para evolucionar en sincronía con el paso del tiempo, donde los colores del firmamento
se despliegan, fluyen y se desvanecen según la hora del día. El resultado no es
una imagen, sino un estado: un clima emocional en constante cambio, donde la
contemplación se convierte en una experiencia del presente absoluto. Las
paletas de color, inspiradas en matices naturales, cambian según la hora:
suaves al amanecer, vibrantes al mediodía, cálidas al atardecer, profundas en
la noche. Esta transición no busca simular la realidad, sino evocarla, generando
una atmósfera viva que se renueva en cada instante. A los pies del monitor, un
estanque de agua refleja el cielo. El agua convierte el reflejo en algo vivo,
inestable, natural. El agua vibra, respira, responde al entorno. La imagen
reflejada ya no es fija ni perfecta: es una metáfora del recuerdo, de la percepción
fluctuante. La fina capa de agua invita al silencio. Cambia la forma de estar
frente a la obra. El espectador ya no solo observa: se detiene, se aproxima con
cuidado, como si el agua pudiera romperse. La obra se convierte en una suerte
de altar contemporáneo al paso del tiempo.
La instalación se presentó en la
sala Noble del Museo Carmen Thyssen de Málaga donde un imponente techo de
madera tallada es intervenido por iluminación led sincronizada con la pieza
central. Esta iluminación transforma el espacio en una experiencia inmersiva,
creando un diálogo visual entre lo antiguo y lo contemporáneo. Además, un
paisaje sonoro tipo drone de frecuencias graves envolve al espectador,
intensificando la sensación de inmersión y conexión sensorial con la obra. Esta
intervención site specific convierte la pieza en una experiencia total, donde
luz, sonido, materia y tiempo se entrelazan en un único flujo perceptivo.
La instalación no representa el
tiempo: lo contiene. Lo respira. Es un organismo vivo, siempre diferente, que
invita al espectador a detenerse, observar y habitar el presente.
El tiempo no siempre se mide en segundos. A veces se mide en luz. En lo que
cambia sin que lo notemos.